No sólo Japón y Libia sufren, aunque sean sus respectivas catástrofes las que acaparan todos los medios.
El ser humano, no por ser menos visible su sufrimiento, sufre menos. Al contrario, la invisibilidad de su lamento ocasiona que las esperanzas de que el martirio acabe sean menores. Es este el caso de Guinea Ecuatorial.
Para aquellos que andáis pegados en Historia y Geografía, os daré el dato de que Guinea Ecuatorial es un pequeño país bañado por las aguas del Golfo de Guinea y cercano al Congo que en 1968 se independizó de España de forma brusca y apresurada, sin que el entonces régimen del dictador Franco pusiera muchas condiciones a esa independencia (requisitos tales como Democracia, elaboración de una Constitución, etc.). Este fue el germen que contagiaría a Guinea Ecuatorial, la perla española, y de cuya enfermedad, la dictadura, aún no se ha curado.
Esta es la historia de una tierra maltratada. En 1979, Teodoro Obiang Nguema se hacía con el gobierno, o mejor dicho, con la propiedad de Guinea Ecuatorial por medio de un golpe de estado contra su propio tío.
Obiang y su familia se han dedicado desde entonces a juguetear con el país, a intentar (y lograr) engañar al Pueblo y al Mundo con falsas elecciones. Durante 30 años se han dedicado a acosar a los partidos de la oposición que todavía pervivían, a agredir y a esclavizar a los habitantes de Guinea Ecuatorial como si de sus criados se tratasen y sobre todo, a coger tanto dinero y tanto poder como sus podridas y pestilentes manos les han permitido.
Pero no esta sólo, detrás suya, apoyándole, permitiéndole los delitos que comete contra la Humanidad, están personajes como Aznar, Zapatero, Sarkozy o Bush. Todos ellos han estrechado las mismas corruptas manos que ahogan al pueblo ecuatoguineano. Todos ellos son conscientes, porque estoy convencido de que lo son, porque no son tontos, de las atrocidades que se cometen en Guinea Ecuatorial y siempre miran para otro lado.
En este país mientras los enormes beneficios del petróleo los tienen los gobernantes el 60 % de los habitantes viven con menos de un dólar al día (apenas unos céntimos de euro). La mortalidad infantil es alta (el 20 % de los niños mueren antes de los cinco años) y la mitad de la población no tiene a su alcance el bien más preciado, el agua potable, sin embargo la renta per cápita (el índice de riqueza por persona) es comparable a la de Suiza. Por consiguiente, en Guinea Ecuatorial hay riqueza, lo que no hay es reparto de la misma.
Pero no sólo en el ámbito económico es latente la corrupción. El poder absoluto del Gobierno de Obiang llega a todos. En nuestra vecina histórica y cultural torturan a las mujeres clavándoles tenedores en la vagina, amputan miembros, rompen huesos o dan descargas eléctrica en los genitales a aquellos que tienen ideas distintas al gobierno o se niegan a darles su sueldo, sí, el gobierno obliga a muchos a darles sus sueldos o sus propias casas según los caprichos de los caciques y sus cortes. Y cuanto van a buscar trabajo, los ecuatoguineanos en lugar de entregar el curriculum, tienen que mostrar el carné del partido único, el Partido ``Democrático´´ de Guinea Ecuatorial.
El silencio internacional una vez más esta basado en intereses económicos. El dinero procedente del petróleo, extraído por la Exxon Mobil Corporation, calma las conciencias de embajadores y líderes del mundo. Y cuando se atisba alguna mera crítica, el Gobierno de Obiang ensaya alguna mal disimulada acción pseudodemocrática para salir al paso y acallar las voces occidentales. Acciones que además les sirven de cebo para opositores, como Amancio Nsé o Severo Moto Nsá.Denunciado por algunos como Amnistía Internacional o Human Rights Watch, pero ocultado por muchos más, el régimen de Obiang no tienen visos de desaparecer a pesar de la creación en 2003 de un Gobierno ecuatoguineano en el exilio, cuyo presidente, Severo Moto, incluso fue detenido en una ocasión en 2008 por las autoridades españolas, muestra evidente de hasta el punto que la irresponsable España esta dispuesta a ocultar el asunto.
Por todo esto, cuando hoy he escuchado a Carmé Chacón relatar que la operación en Libia es una forma de velar por los Derechos Humanos, avisar a otros dictadores y de comunicar a los Pueblos que la Comunidad Internacional apoya a todos aquellos que exijan dignidad y democracia, un servidor no ha podido evitar preguntarse, ¿y que pasa con los Pueblos cuyas voces están ahogados y cuyas bocas están cosidas?
Ya lo dice el refrán: el que no llora, no mama. Pues aquí, el que no sale en prensa, no importa.
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