24 mayo 2011

HOMOSEXUALIDAD (Kandela González)

La verdad es que las diferencias entre homo- y heterosexuales son menores que las que existen entre hombres y mujeres. La homosexualidad es amor.
Al margen de cual sea el sexo por el cual uno sienta inclinación existe en la mayoría de nosotros una capacidad tanto sexual como amorosa, sencillamente una capacidad de amar. Nadie sabe porqué alguien se ''vuelve'' homosexual, lo cual no quiere decir que no se haya buscado explicaciones. La década de los setenta fue en la que aparecen modos totalmente nuevos y en el fondo positivos de observar la homosexualidad, y por fin tanto psicólogos como sexólogos empiezan a considerar la homosexualidad como una variante sexual normal (no todos). Es entonces cuando se despierta un interés por la homosexualidad como fenómeno social.
Muchos homosexuales, ya de niños comprenden que sus enamoramientos e intereses se orientan hacia personas de su mismo sexo. Sin embargo, hay otros que es más tarde cuando comprenden el significado de éstos sentimientos, tal vez cuando ya se vive en una relación heterosexual, se ha formado una familia y se han tenido hijos.
La mayoría alguna vez se ha preguntado sobre el significado de una mirada o una caricia fugaz de alguien del mismo sexo. Como también puede suceder que uno se desconcierte ante las propias reacciones preguntándose: ¿seré homosexual?. Quizás este tipo de pensamientos son hasta tal punto abrumadores, por el hecho de que tendemos a plantearnos nuestra identidad e inclinación sexual como propiedades inalterables, lo cual no es necesariamente así. La sexualidad no es estática.


Los muchachos en mayor grado que las chicas, adquieren conciencia de su homosexualidad a través de sus experiencias sexuales. Pronto empiezan a experimentar fantasías sexuales o a sentirse sexualmente atraídos hacia otros muchachos. En cambio, la mayoría de las chicas adquieren conciencia de su homosexualidad mediante el enamoramiento, y a menudo han tenido relaciones cercanas de amistad antes de comprender que de lo que realmente se trataba era de un enamoramiento.
¿Que qué hago yo ablando de esto? No lo sé, porque ya tenéis un artículo publicado sobre este tema por nuestro querido Alfonso Torres. Yo voy a lo que voy, como siempre... hablemos de sexo.

EL SEXO HOMOSEXUAL

 Supongo que puede parecer extraño pero aquella imagen, aquella inocente imagen, resultó al cabo el factor más esclarecedor, el impacto más violento. Ellos, sus hermosos rostros, flanqueaban a derecha e izquierda al primer actor, que entonces no pude identificar, tal era la confusión en la que aquella radiante amalgama de cuerpos me había sumido previamente. La carne perfecta, reluciente, parecía hundirse satisfecha en sí misma sin trauma alguno, sujeto y objeto de un placer completo, redondo, autónomo, tan distinto del que sugieren esos anos mezquinos, fruncidos, permanentemente contraídos en una mueca dolorosa e irreparable. Tristes, pensé entonces. Ellos se miraban, sonrientes, y miraban la abierta grupa que se les ofrecía. En los bordes la piel era tensa y rosa, tierna, luminosa y limpia. Antes, alguien había afeitado cuidadosamente toda la superficie. Aquella era la primera vez en mi vida que veía un espectáculo semejante. Un hombre, un hombre grande y musculoso, un hombre hermoso, hincado a cuatro patas sobre una mesa, el culo erguido, los muslos separados, esperando. Indefenso, encogido como un perro abandonado, un animalillo suplicante, tembloroso, dispuesto a agradar a cualquier precio. Un perro hundido, que escondía el rostro, no una mujer. Había visto decenas de mujeres en la misma postura. Me había visto a mí misma, algunas veces..

No vi mejor forma de empezar a hablar del sexo homosexual mejor de como empezó Almudena Grandes en Las edades de Lulú, XI Premio La sonrisa vertical (libro que os recomiendo). Pues bien, esta escena habla de como una muchacha muy abierta sexualmente comienza a interesarse por el increíble mundo del sexo homosexual siendo ella una mujer. A vosotros solo os pido que leáis el artículo, ya luego haced lo que queráis.
Según la psicología, todos tenemos impulsos homosexuales reprimidos; excepto, claro, los homosexuales que obviamente no se preocupan en reprimir nada. Dentro de los heterosexuales, hay personas a las que puede resultarle estimulante o erótico ... aún así no es raro escuchar, la típica expresión "si cruzas ESA LÍNEA ya no vuelves más, los que van no vuelven..." justificando el temor al cambio. Como si una persona adulta, hombre o mujer, no pudiera decidir en el momento cuál es el tipo de placer que prefiere, sin que por ello se vea condicionado a adoptar esa actitud para siempre. Dentro del ámbito homosexual completo, el temor a la adopción eterna de tal actitud, no es problema, sino acogida; y es que existen muchas formas de practicarlo.
La sodomía es un término de origen religioso que hace referencia a determinados comportamientos sexuales. Comúnmente utilizado para describir el acto del sexo anal entre heterosexuales u homosexuales y las demás prácticas homosexuales masculinas.
Numerosos hombres, heterosexuales u homosexuales, adoran practicar la sodomía. Este acto pone en juego a la vez una fantasía sexual fuerte y sensaciones intensas
Sin embargo, un buen número de hombres y mujeres rechazan la práctica sexual sin ver a su pareja y quieren posiciones cara a cara durante la sodomía; aunque el Kamasutra es una gran ayuda para este tipo de problemas, siempre aconsejo echarle un vistazo.
La variedad de las posiciones para la sodomía es así tan grande como para la penetración vaginal y las parejas que se interesan en este juego tienen un buen margen de libertad para encontrar lo que mejor les convenga.

Aunque por más que yo lo escriba, ¡la mejor manera de descubrirlo es la práctica! Así que ya sabéis, dejad de leer este artículo y a ponerlo en práctica.

Kande

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