Como quizás sepáis si habéis visto las noticias en los últimos días, en el próximo Túnez, en la orilla de enfrente como quien dice, la dictadura de más de 20 años que mantenía al pais bajo un yugo (aunque fuera menos duro que el de otros lugares) ha terminado tras numerosas revueltas del pueblo tunecino. El origen de esta revolución, que tiene ahora el deber y la ardua tarea de tornar en una democracia, esta, como nos demuestra en incontables ocasiones la historia, en el hambre. Fue la subida de los precios de productos tan básicos como el pan y la azucar lo que colmaron el vaso de la paciencia de los tunecinos, que hambrientos y sin derechos, no tenían ya nada que perder y salieron a las calles.
No me demoro más, solo decir a mis queridos lectores que aquí tenéis un ejemplo más de que el estómago mueve el mundo, de que cuando la gente no tiene que llevarse a la boca, reacciona. Es una lástima que el pueblo reaccione sólo in extremis y no en cualquier situación de injusticia. Quizás si reaccionasemos antes ante las injusticias y las desigualdades, evitaríamos una sucesiva cadena de maldades que provocarían a nosotros y a otros mayores sufrimientos. Ojalá aprendamos algún día.
Sin más, un afectuoso saludo a todos, os dejo con el comunicado de ATTAC-Túnez. Fdo: Alfonso Torres, Director General de LSYMI.
Las masas populares tunecinas acaban de irrumpir espectacularmente en la escena política. El pueblo tunecino consiguió, al cabo de 20 días de una revolución social y democrática, echar al dictador Ben Ali. ¡Es una gran victoria! Para todas nosotras y todos nosotros es un gran día que compartimos con aquellas y aquellos que luchan contra el orden capitalista mundial. En primer lugar, hemos reconquistado nuestra dignidad y nuestro orgullo, que la dictadura,. durante mucho tiempo, burló y arrastró por el fango. Ahora, tenemos un nuevo Túnez para construir: libre, democrático y social.
Pero, desde este mismo momento, la contrarrevolución ya está en marcha. El poder de Ben Ali se derrumbó pero su régimen, evidentemente desestabilizado y debilitado, trata de mantenerse en el gobierno. El Partido /Estado Desturiano continúa allí, y su política económica y social capitalista liberal también.
Este régimen que se presentaba como un ejemplo de «buen alumno» por las instituciones financieras internacionales, que esquilmó al pueblo tunecino durante 23 años, por cuenta de un capital mundial ávido de beneficios, con un grupo de familias en torno al poder, enriquecidas y organizadas en clanes mafiosos, debe partir. ¡Eso es lo que queremos!
Rechazamos la tentativa que se está desarrollando, que trata de confiscar la revolución. Esta maniobra se presenta bajo la fórmula de un «gobierno de unidad nacional», alrededor del cual este régimen ilegítimo intentará mantenerse.
En el mismo sentido, el poder destronado ha dejado sus milicias superarmadas, entre las cuales, la guardia personal de Ben Ali, que están sembrando el terror en las grandes ciudades del país, especialmente en Túnez capital y su periferia. Otros grupos, salidos de las masas desheredadas y hambrientas, se aprovechan también del caos actual para saquear las grandes superficies, en particular Carrefour y Géant. Bandas de pillaje se distribuyen a lo largo de los ejes viarios del país, haciendo que la circulación sea peligrosa. Los productos de primera necesidad comienzan a faltar o bien ya son inexistentes: pan, leche, medicamentos…
El régimen, que ha desmovilizado a la policía en las ciudades y a la guardia nacional en el campo, deja hacer, se aprovecha del caos y del miedo que se infiltra en el seno de la sociedad, con el fin de imponer sus propias soluciones. La instauración del toque de queda y el despliegue del ejército, con bastante pocos efectivos y que nunca tuvo que afrontar este tipo de situación, no hace sino agravar el miedo, puesto que es durante la noche que las milicias armadas actúan.
Por todos lados, las ciudadanas y los ciudadanos tratan de organizar su propia defensa, a menudo en colaboración con el ejército. Miles de comités populares de defensa se están constituyendo para defender a la población.
Sólo la constitución de un gobierno provisorio, sin ningún representante del régimen desturiano, que tendrá el deber de preparar unas elecciones libres y democráticas, regidas por un nuevo código electoral, para una Asamblea constituyente, podrá permitir a las tunecinas y a los tunecinos retomar su destino y hacer reinar en el país un orden justo y provechoso para la gran mayoría de la población
Si el pueblo aspira un día a la vida, el destino sólo puede plegarse a su voluntad.
Túnez, 15 de enero de 2011
RAID-ATTAC/CADTM TÚNEZ
Fathi Chamkhi
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