27 febrero 2011

NUEVA YORK, MECA DEL CAPITALISMO (Alfonso Torres)

Por segundo curso consecutivo, los alumnos/as del IES Virgen de la Esperanza de La Línea han escogido Nueva York como destino de viaje de estudios. Comprendo la atracción que pueda tener una urbe de tales dimensiones sobre adolescentes de 16 y 17 años, sin embargo, el destino no me puede parecer más inapropiado.
Para empezar, el desembolso económico y la lejanía que supone el viaje ha dejado a muchos alumnos/as fuera del viaje. Que de una clase de 30 alumnos, tan solo vayan 9, es de todo menos normal y adecuado. Este es probablemente el argumento más banal y no pretendo tampoco hacer una mera crítica escolar sobre el asunto. Si saco el tema a colación es para poder reflexionar sobre los peligros de deslumbrar a nuestros jóvenes con las brillantes pero engañosas luces del capitalismo newyorkino.

Que Nueva York muestra una sociedad deshumanizada, vorazmente capitalista y autodestructiva es algo que ya nos contó Lorca hace más de 80 años en su "Poeta en Nueva York". Y aunque el poeta granadino fuese a la meca capitalista en plena crisis económica, las cosas no han cambiado tanto desde entonces.


Según fuentes de la Oficina del Censo de EEUU y a las que he tenido acceso gracias a la BBC (los datos pues son muy reales y fidedignos) antes de la recesión económica actual, el número de pobres en EEUU era de 37 millones, un 12,6% de la población. Pero es que ahora, ese número asciende a 44 millones de personas, un 14,3%. Estamos hablando pues de un número similar al total de la población española y superior a la población de la mayoría de estados europeos. ¿Os imagináis a toda España o Italia, pobres?
Y ser pobre en EEUU supone una doble dificultad debido a la ausencia de garantías sociales. Al contrario que en los países europeos, tradicionalmente socialdemócratas, en EEUU la sanidad y la educación no son ni públicas, ni gratuitas. Además, en estos índices, otro dato escalofriante es lo sectario y clasista de la pobreza. Afecta especialmente a hispanos y afroamericanos, buena muestra de que el sueño americano tan anunciado a bombo y platillo por cielo y tierra no siempre se cumple.
Por otro lado, la concepción americana de Democracia es descafeinada y decimonónica, basada en un bipartidismo casi institucional, algo muy distinto de la pluralidad política e ideológica europea. Y es que al fin y al cabo, en EEUU no existe la izquierda, entre otras cosas, porque el conservadurismo de su sociedad y el extremo poder empresarial hace que todo lo izquierdista sea directamente tachado de peligroso, socialista o comunista, y por consiguiente repudiado, anulado e insultado.
¿Porque Obama ha fracasado en sus reformas, porque ha defraudado las esperanzas de su electorado y del mundo? Porque existen otros poderes fácticos, antidemocráticos, que le impiden cambiar nada. Habló de los Mercados, de la Bolsa, de las Multinacionales, de los grandes Imperios comerciales, petrolíferos y armamentísticos. Todos ellos tienen directivos y dueños, personas con nombre y apellidos que manejan como una marioneta no solo a Obama, sino a muchos otros, entre ellos a líderes europeos y que están intentando minar la socialdemocracia europea e impedir su implantación en EEUU.


No diré que en EEUU no hay nada que ver más allá de injusticias y desigualdades. También hay cultura y arte, pero toda ella exportada, o bien comprada o bien saqueada, pero toda ella procedente de fuera, en su mayoría de Europa, nuestra Europa que tanta historia y cultura tiene aunque seamos un enjambre ruidoso y desordenado de países y no tengamos esa fría división rectilínea de los Estados Unidos.
Y es que para ver templos egipcios o estatuas griegas, saqueadas en tiempos de debilidad de las cunas de la civilización humana como lo son Grecia y Egipto, no hace falta cruzar el charco e ir a Nueva York. Otras potencias también se apuntaron al saqueo como Reino Unido, Francia, Alemania o Italia. Los museos de sus capitales están a reventar de estatuas de dioses y diosas griegos y egipcios, y probablemente sus obras sean de mayor valor artístico que las dilapidadas por la potencia americana.
Pero el desinterés americano por la cultura, el arte, la educación, en fin, todo lo profundamente humano, tiene precedentes históricos. Al fin y al cabo todo imperio llega a esa posición debido a su pragmatismo, a su concentración en asuntos políticos y económicos y no culturales o educativos. La cultura de la Roma Imperial fue una macedonia de la etrusca, la egipcia y la helenística con la griega como base fundamental, donde escasos elementos autóctonos y originales había (la sátira literaria, algunas divinidades como Jano y Vesta y la lengua) y la brillantez de los artistas españoles se mostró en épocas de crisis del Imperio. Lo mismo ocurre con el EEUU actual. La cultura británica es su base (en su caso, hasta la lengua) mezclada con elementos italianos, hispanos, franceses, etc. EEUU es la Roma de hoy día y Europa la Grecia de nuestros tiempos. Incluso en los tiempos más contemporáneos, cuando EEUU ya existía y era poderoso, de Europa seguía naciendo cultura a borbotones. Sino, ¿de dónde son las vanguardias del S.XX? El Futurismo es italiano, el Cubismo es hispano-francés, el Modernismo tiene sus más altas cotas en Cataluña, el Impresionismo es francés y el Expresionismo alemán y el Surrealismo tuvo a algunos de sus mejores artistas en España: Dalí, Buñuel, Lorca, etc.
La música sí es una rama artístoca donde EEUU es algo más innovador. Michael Jackson o Metallica son exponentes claros de ello, pero aún así, este no es motivo por si sólo suficiente para sustentar un viaje de estudios a la capital capitalista.


Lo vacuo de Nueva York es pues evidente pero es que además de inútil puede ser peligroso. Educar a jóvenes que no están formados ideológicamente en la admiración a EEUU es conducirlos sin remedio a la fría competitividad, al excesivo pragmatismo, a la búsqueda obsesiva del beneficio personal e individual. Hacerse fotografías frente a la Bolsa de Nueva York significa sentir respeto por una panda de delincuentes, ladrones y especuladores que juegan todos los días a subir y bajar los precios del trigo, lo que puede suponer la muerte de cientos de miles de personas en el Tercer Mundo. Jugar de esa forma con vidas humanas inocentes e indefensas no es cruel ni injusto, es todo eso y mucho más, es repulsivo y abominable.
Contemplar la Estatua de la Libertad sin conocer su historia es engañarles. Cientos de miles de inmigrantes vieron a su llegada a los EEUU esa imponente estatua, esperando cumplir sus esperanzas y fueron presas del apetito americano por la mano de obra barata y manipulable.
Las brillantes luces del capitalismo deslumbrarán y fascinarán a todo aquel que no sea capaz de discernir entre apariencia y realidad. Muchos de los productos y marcas anunciadas en Times Square esconden bajo los luminosos carteles una oscura actividad: pésimas condiciones laborales de sus trabajadores, nula responsabilidad medioambiental, intervencionismo en asuntos políticos de otros países con el fin de buscar el beneficio empresarial, etc. Es natural que ante el desconocimiento, los adolescentes y cualquier otra persona se sienta atraída por tanto despliegue de luz y color. Pero para algo están los profesores, para guiarles por el buen camino, y no por el de la ignorancia y la indiferencia.
EEUU representa a una serie de valores que nada tienen que ver ni con nuestra cultura ni con nuestra educación. Hablo de la igualdad, de la justicia, de la paz, de la colectividad y la fraternidad, de la generosidad, de la libertad de pensamiento, de la transparencia de lo público. Esos valores se cultivan y crecen en Europa pero no en Estados Unidos. O si no ¿cuántos secretos nos ha ocultado la CIA? ¿cuántas condenas a muerte injustificables hemos conocido? ¿de cuántos tiroteos en escuelas hemos sabido? ¿cuántas intervenciones militares o golpes de estado ha provocado el imperialismo estadounidense? Todas las preguntas se contestan con la misma respuesta, demasiadas.


Por todo lo dicho anteriormente, EEUU no debe ser nuestro modelo a seguir. Suiza, Islandia, Noruega, Dinamarca, Suecia o Finlandia sí son países a imitar por su alto nivel de desarrollo humano, por su avanzada socialdemocracia, por sus altos indices de satisfacción humana y su baja delincuencia (sin necesidad de ningún aparato represivo sino de la educación), por la calidad de su sanidad y de su educación, 100% públicas y gratuitas. Es el progreso social y humano y no el económico lo que debemos buscar pues la felicidad de nuestra sociedad y no el bienestar de nuestra economía es lo que debe preocuparnos.

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