28 julio 2011

COCHES-DISCOTECA, TRENECITOS Y OTROS CONTAMINANTES ACÚSTICOS (Cristina Villalba)

Fuente: http://franciscatorresisamarjaramillo.blogspot.com/

He notado que, desde hace un par de años, La Línea de la Concepción es mucho más ruidosa que antes: es difícil dormir o leer un libro sin que un ruido inesperado te moleste. Nuestra ciudad cada día tiene más contaminación acústica, un fenómeno que hace que millones de españoles tengan problemas relacionados con el insomnio, el dolor de cabeza, etc.

Uno de los problemas principales es el de los “coches-discoteca”. No importa la hora, el día o la estación, estos coches llevan música a todo volumen, que, en la mayoría de los casos, hace retumbar la calle con los llamados “bombos”, altavoces enormes y con mucha potencia. Normalmente, son jóvenes -cofcofcanis, kinkiscofcof- los que llevan estos vehículos. Además, las canciones suelen ser las mismas o muy parecidas. Casi todas pertenecen al “reguetton”, un género – si se le puede llamar así – en el que el ruido parece ser lo más importante y las letras son bastante obscenas (quizás demasiado). El segundo problema es el “trenecito”. Ya surgió este problema en verano, volvió a surgir con motivo de la Navidad, tras escuchar mis plegarias lo quitaron en Semana Santa, más o menos; y ahora, de nuevo en verano, hace que nuestros momentos de descanso de llenen de ciertas canciones (también llamadas “ruido”). Para los que se preguntan: “¿Qué demonios es el trenecito?”, aquí tengo la respuesta: un coche con vagones a modo de tren que pasea a todo el que pague por La Línea durante una media hora. Para las personas que, como yo, viven en una zona por donde pasa este tren, tienen que aguantar mañana y tarde (horario de mañana: justo cuando más a gusto estés en la cama; horario de tarde de verano: de 19:00 a 21:30/22:00, si no creo mal) como este vehículo con música las despierta de su siesta, le impiden ver la televisión o las interrumpen en medio de un examen en las clases particulares de inglés (doy fe, experiencia propia). Como la Navidad ha pasado, nosotros pensábamos que nuestras plegarias habrían sido escuchadas y por fin lo retirarían; sin embargo, nos equivocábamos: el tren siguió en funcionamiento. Antes, ponían como música villancicos o canciones para niños. Ahora, es frecuente escuchar también coplas, sevillanas o cualquier otra parte del folclore andaluz. Incluso reguetton (o como se escriba). Afortunadamente, uno de los grandes problemas que afectan a las grandes ciudades no se manifiesta apenas: no hay demasiado tráfico en La Línea y sólo suele haber atascos a la entrada de Gibraltar. Estos últimos sí que son muy molestos, sobretodo para los que viven en esa zona y para los miles (¿o millones?) de transeúntes que frecuentan el bulevar [nótese mi ironía, por favor]. De vez en cuando, podemos oír los aviones que salen y entran en Gibraltar, pero afortunadamente, esto no es muy frecuente. Aunque me compadezco de los pobres gibraltareños que tienen que soportar a diario estos molestos ruidos.

Nuestra patrona ya tiene que estar hasta la coronilla de tantos ruidos.
El problemas de los “coches-discoteca” podría ser solucionado sancionando con multas de una cantidad razonable de dinero a aquellas personas que pongan música a un volumen demasiado alto. Con el tren, ya que la mayor parte de los que se montan lo hacen porque pasa por su casa y sale más barato que el autobús [no os lo toméis en serio], podrían quitarlo, bajar un poco el volumen o por lo menos, poner música de todos los gustos: Queen, Guns N' Roses, Green Day, Linkin Park, The Cranberries...

¿La Línea de la Concepción o La Línea del Ruido?

No convirtamos nuestra ciudad en un mar de ruidos, perjudiciales para nuestra salud y que pueden llegar a causar sordera, dificultades en el aprendizaje e incluso depresión. También hay que tener en cuenta que los televisores o el volumen de los cascos no deben estar muy fuertes, porque causan los mismos problemas o incluso mayores que los que pueden causar el tráfico o un aeropuerto.

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